domingo, 20 de diciembre de 2015

Me hago islandesa


El único placer que he obtenido de esta campaña, y probablemente de las elecciones en su conjunto, son las chorradas de internet que han surgido de las previsibles cagadas de los políticos (entre las que incluyo los debates). Creo que ya cada vez estoy peor de los nervios o me estoy haciendo mayor. Donde antes disfrutaba de las estupideces y las mentiras de los políticos y tertulianos marhuenderos, que me daban un placer rayano en el sadomasoquismo, ahora sólo siento asco y pena.

Forocoches me ha entregado esta obra de arte John Cobra para Eurovisión y ahora esto: suma y sigue de respeto por los forococheros.

lunes, 25 de mayo de 2015

Año 2015: las elecciones que lo cambiaron todo

Ha sido una tarde-noche extenuante (por las múltiples emociones encadenadas) pero no me quería ir a dormir sin ofrecer aquí algunas pinceladas de opinión respecto a los grandes cambios por los que acaba de pasar el país. Mañana ya llegará el momento de analizar datos y hacer gráficas como un poseso.

Quizás a algunos les parecerá exagerado decir que estas elecciones son históricas, ya que el PP y el PSOE vuelven a reunir la mayoría de los votos, pero si nos fijamos en varios datos veremos que verdaderamente estas elecciones parecen marcar un cambio de época. Casi podríamos decir, siendo un poco grandilocuentes, que estas elecciones son las municipales más decisivas desde las de 1931.

domingo, 24 de mayo de 2015

La convergencia en las municipales de 2015

Muy a última hora, he hecho esta infografía para entender de un vistazo el resultado de los complejos y largos procesos de convergencia que han tenido lugar en los meses previos a las elecciones de hoy. Podréis ver quién se alía con quién en cada capital de provincia y cómo reparte cada partido sus alianzas a nivel nacional, así como cuál es la combinación más repetida.

domingo, 22 de febrero de 2015

Que vienen los moros

Hoy me sentía con ganas de vicio masoquista, así que en vez de ir a ver 50 Sombras de Grey me puse a leer el ABC. Y nunca fallan en darme una pequeña úlcera de pura ira, lo cual es muy conveniente para inspirarme y coger ganas de escribir unas líneas en este blog que tenía tan abandonado.

Todos sabemos lo conveniente que es para los xenófobos (especialmente para los píos cristianos antimusulmanes roucobelievers) que exista el Estado Islámico. Da igual que éstos maten mayoritariamente a otros musulmanes, que sólo ven las agresiones a cristianos y a cómicos franceses y su libertad de expresión (la misma que criticaban el día anterior por blasfemia, deberían mirarse el Alzheimer). Se montan unas fantasías húmedas de invasiones demográficas (término contradictorio en cuanto a que una invasión es rápida y violenta por definición) y visiones de burkas por las calles que sólo sirven para mostrar su propia catetería. Los problemas de integración son un asunto grave en muchas zonas, pero tienen su raíz más en razones de clase y del propio racismo que destilan los rancios del ABC y de otros medios de comunicación que en un salvajismo inherente a la religión musulmana, que como cualquiera con dos dedos de frente sabe engloba a gente tan diversa como la cristiana.

A todo esto ya me tenían acostumbrados, pero hoy he leído algo que me ha demostrado la absoluta falta de compasión que tienen en esa redacción. Éste artículo titulado "El Estado Islámico amenaza con envíar 500.000 inmigrantes a Europa" muestra cómo se puede combinar hábilmente el rechazo al salvajismo del Estado Islámico con la entrada de inmigrantes (los que sobreviven) desde el norte de África. No dan puntada sin hilo en este diario, quedando así patente una vez más su doble moral: mientras la Iglesia lanza mensajes de acogida y amor en el suplemento católico Alfa y Omega a los inmigrantes que son su clientela en expansión (sobre todo comparada con la menguante religiosidad española), su muy católica dirección extiende la idea de que los moros que nos llegan exiliados de sus países en guerra son poco menos que una bomba de relojería programada por el Estado Islámico. No los presentan como musulmanes víctima del salvajismo de unos fanáticos, sino como meras "armas" a las que hay que temer. ¿La solución de los lectores? Deportarlos, por supuesto. A ver si se quedan allí (?) o cuando vuelvan a venir en patera se los lleva un ciclón al fondo del Mediterráneo. Un par de oraciones y a la cama.