sábado, 22 de marzo de 2014

Recuperemos la dignidad


No he escrito este post hasta la 1 de la madrugada del sábado 22 porque hasta esta tarde no me he podido comprar el billete, por distintas razones socioeconómicas que no vienen al caso. Pero no quería dejar de contribuir con unas humildes palabras a la marea de contenido del 22M que está inundando las redes sociales, en respuesta al silencio de los grandes medios de comunicación.


Mañana (u hoy, según como se mire) cientos de miles de personas estaremos en las calles de Madrid gritando por cosas muy básicas: trabajo, techo, educación, salud... Tan básicas que para los que digan que todo este rollo de las marchas, las manifestaciones, los sindicatos, la izquierda es muy del siglo XIX, habría que replicarles que las necesidades del pueblo siguen siendo las mismas. Se ha avanzado mucho en el último siglo, claro, pero ahora estamos retrocediendo a pasos agigantados. Los movimentos sociales conquistaron muchas cosas, en los últimos tiempos se está queriendo eliminar esas cosas y ahora toca contraatacar y reconquistar.
Y precisamente a eso se refiere el título de las marchas: a la dignidad perdida. Sí, he dicho que se trata de conseguir cosas tangibles y sencillas, pero también hay que recuperar la dignidad. La dignidad que hemos perdido cada vez que hemos agachado la cabeza frente a una ley injusta, cada vez que nos hemos quedado en casa en vez de salir a una manifestación porque total, uno más, uno menos no hace diferencia, cada vez que no nos hemos informado y quejado de un tema porque no nos afectaba, cada vez que nos hemos negado a luchar por rencillas o desacuerdos personales. Y también la dignidad que nos han robado a cada desahucio, con cada amigo que ha tenido que emigrar, con cada compañero que ha tenido que dejar la carrera porque no podía pagársela, con cada persona que se ha suicidado porque no podía seguir haciendo frente al mundo que nos imponen.

Pero se ha acabado. Creo sinceramente, aun a riesgo de resultar inocente o grandilocuente, que mañana empieza (o culmina) un cambio de época. Un cambio de rumbo. Mañana dejaremos de ser la mayoría silenciosa para ser la mayoría combativa. Perderemos el miedo y recuperaremos la dignidad. A muchos les parece difícil cambiar el sistema, unas cuantas personas con pancartas contra todo el aparato del Estado es un David contra Goliat. Pero que ellos vayan ganando no significa que hayamos perdido. No aún. No mientras sigan existiendo cosas tan emocionantes e ilusionantes como el 22M. Porque no hay nada que me guste más y que asuste más al capital que ver a tantísima gente actuando todos a una con un objetivo común. Gente que está dispuesta a darlo todo porque no tiene nada que perder.

Y con todo, esto no acaba mañana. Lo de mañana es simplemente una advertencia de que no nos vamos a quedar callados mientras destrozan todo lo que nos importa, que al ataque frontal que han emprendido contra el pueblo, éste va a responder con igual fuerza. Pero después de la advertencia, vienen los hechos. Iremos sumando apoyos y convenciendo a la gente que mañana se quedará en el sofá de que compartimos trinchera, de que cada cosa que nos arrebatan nos la roban a todos. Y eso es la dignidad: no dejarse pisotear por nadie, ni siquiera cuando se va perdiendo, ni siquiera cuando se está en minoría. Pero no estamos en minoría. Somos la mayoría y el futuro es nuestro.



PD: dejo aquí abajo un discurso muy inspirador de Anguita sobre lo de mañana. A todas las personas dignas, nos vemos mañana en Madrid. Si sois dignos pero no podéis venir, colaborad en las redes sociales, retuitead, compartid, gritad. Que no nos silencien. A mí podréis leerme durante todo el día aquí:     


1 comentario:

  1. Leyendo estas cosas me quedo más loco que tras una sesión de DJ Pastis.

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